En la década del ochenta, se popularizó en la televisión mexicana el programa de humor ¿Qué nos pasa? dirigido por Héctor Suárez, en el cual se presentaba la denuncia social.
Suárez manejaba una serie de personajes que convivían en situaciones de corrupción, el abuso de autoridad o la simple inconsciencia de tirar basura en la calle y lo transformaba en una escena jocosa pero a la vez aleccionadora para terminar con la frase “¿Qué nos pasa?”.
Esa pregunta la he formulado en varias ocasiones, al observar la decadencia de la sociedad en que vivimos en la Republica Dominicana. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué hemos perdido la capacidad de mediar conflictos? Peleas entre vecinos, padres, amigos terminan en una tragedia que agudiza el sentimiento de indefensión, ante la impunidad en algunos casos.
Los psiquiatras atribuyen esta situación a la depresión en la que, dicen, se encuentra la sociedad, a lo que se suma el alcoholismo, la drogodependencia, los problemas sociales, la crisis económica, el desempleo, la exclusión social, la desesperanza, las frustraciones y las rupturas pasionales, en las personas adultas.
Lo cierto es, que el dominicano ha cambiado. Y nos hace falta que los sociólogos publiquen sus análisis sobre el proceso de transformación que padece nuestro país y del auge de la subcultura de la “calle” poseedora de sus propios códigos, y símbolos en una desconexión casi absoluta de la sociedad con la que conviven y sus costumbres.
Hace falta hablar más del creciente aumento de la “marginalidad”, personas que no reciben “nada” de la sociedad, por tanto, no tienen acceso a los valores que sostienen la convivencia social.
Hay aceptar también el papel de los medios de comunicación en todo esto. Al proyectar imágenes y sonidos sin ética profesional, fomentando así la desconfianza interpersonal y la sensación de que el mundo es un lugar hostil y peligroso.
Pero, con la cantidad de casos violentos que ocurren en nuestra sociedad, vale bien preguntarnos “¿Qué nos pasa?”.