Con la imaginación puesta a correr
13 noviembre, 2025 Deja un comentario
Se le ha recordado al Gobierno cuán injusto sería cargar sobre la población y no sobre los responsables, el peso de los déficits resultantes del enorme gasto excesivo. Y como los congresistas se resisten a renunciar a sus privilegios, autoasignados para cumplir obligaciones sociales con sus electores, lo cual no encaja en el rol de un legislador, se hace difícil convencer a la gente de la necesidad de nuevos impuestos sin ofrecer señales convincentes de reducción en el gasto público.
La Presidencia, por respeto a la independencia de los poderes, no podría reducir administrativamente los privilegios de otro poder. Pero bien podría apelar a los sentimientos patrióticos para persuadirlos de renunciar voluntariamente a sus “barrilitos”. A cambio asumiría el compromiso de resarcirlos incluyendo a los beneficiarios indirectos de la ayuda legislativa en sus programas de ayuda social. Por el buen nombre del Congreso y en respeto a quienes dicen representar en las cámaras, que entienden el papel que les corresponde como miembros de ese poder del Estado, no tendrían más camino que aceptar la imploración presidencial.


