Con la imaginación puesta a correr
13 noviembre, 2025 Deja un comentario
Se le ha recordado al Gobierno cuán injusto sería cargar sobre la población y no sobre los responsables, el peso de los déficits resultantes del enorme gasto excesivo. Y como los congresistas se resisten a renunciar a sus privilegios, autoasignados para cumplir obligaciones sociales con sus electores, lo cual no encaja en el rol de un legislador, se hace difícil convencer a la gente de la necesidad de nuevos impuestos sin ofrecer señales convincentes de reducción en el gasto público.
La Presidencia, por respeto a la independencia de los poderes, no podría reducir administrativamente los privilegios de otro poder. Pero bien podría apelar a los sentimientos patrióticos para persuadirlos de renunciar voluntariamente a sus “barrilitos”. A cambio asumiría el compromiso de resarcirlos incluyendo a los beneficiarios indirectos de la ayuda legislativa en sus programas de ayuda social. Por el buen nombre del Congreso y en respeto a quienes dicen representar en las cámaras, que entienden el papel que les corresponde como miembros de ese poder del Estado, no tendrían más camino que aceptar la imploración presidencial.
Y como soñar no cuesta nada, como solemos decir los dominicanos para enfrentar anímicamente los malos momentos, me imagino al presidente o a sus colaboradores más cercanos, la mayoría de los cuales me consta no aprueban esos excesos, apelar al buen tacto y desprendimiento de los congresistas. Renunciar a sus privilegios, representaría para los pobres y sufridos contribuyentes más de mil millones de pesos al año, si se incluyen los “barrilitos” y “cofrecitos”, los bonos de Navidad, y en días de las madres, de los padres, los reyes magos, los enamorados, la Semana Mayor y los santos difuntos.(Reproducido con autorización del autor. Publicado en elCaribe)


