Jurado de la Bienal rechaza decisión de Cultura

SANTO DOMINGO.- Los integrantes del Jurado de Premiación de la XXXI Bienal Nacional de Artes Visuales expresaron su «profundo pesar» por la decisión del Ministerio de Cultura de anular el premio otorgado al artista Jorge David Pérez Valerio (Karmadavis), y advirtieron que la interpretación adoptada por las autoridades deja sin efecto la totalidad del laudo emitido el 22 de agosto de 2025.

En una carta dirigida al ministro Roberto Ángel Salcedo, los jurados calificaron la medida como «una violación a los principios de transparencia, independencia técnica y debido proceso», subrayando que la definición de «material perecedero» utilizada por el Ministerio carece de validez técnica y contradice los estándares internacionales del ICOM (International Council of Museums).

Debate técnico y autonomía del jurado

Según el comunicado, el Ministerio aplicó la definición lingüística del término (poco durable, que ha de perecer o acabarse), ignorando las acepciones establecidas en los campos museográfico, legal y económico, lo que a juicio de los jurados extiende arbitrariamente el concepto hasta abarcar materiales orgánicos estables como madera, papel o pigmentos naturales.

Los integrantes también denunciaron que no se les notificó del proceso de impugnación ni del recurso jerárquico interpuesto por el CODAP, lo que calificaron como una «grave falta de transparencia institucional».

«Celebramos los debates y las opiniones diversas sobre el arte, pero esa diversidad no puede usarse como justificación para vulnerar la institucionalidad ni socavar la independencia técnica de los cuerpos colegiados», expresa el documento.

«Precedente institucional«

El jurado sostiene que su posición «no busca confrontación, sino preservar la legitimidad de los procesos institucionales» y recalca que la independencia técnica no es un privilegio, sino una garantía del ejercicio libre y crítico del arte.

Finalmente, advierten que la resolución ministerial debilita la confianza pública en las instituciones culturales y pone en riesgo la integridad histórica de la Bienal, al permitir que decisiones políticas prevalezcan sobre criterios técnicos especializados.